La
historia de cómo una imagen, y lo macabro que refleja, se une a otras imágenes
audiovisuales para construir nuevas perspectivas de una guerra, la de Irak,
narrada en imágenes, escondidas y no escondidas. Veamos.
Como
parte de la ocupación iraquí, la primera
batalla de Faluya (nombre en clave Operación Resolución Vigilante) fue un intento fallido por ocupar
la ciudad de Faluya
por parte del ejército de los Estados Unidos
en abril del 2004.
La principal motivación de la operación fue la publicitada muerte y mutilación
de cuatro contratistas militares privados de la
compañía Blackwater Worldwide: Scott Helvenston,
Jerko Zovko, Wesley Batalona y Michael Teague murieron a causa del intenso
fuego de ametralladoras y de una granada, que fue arrojada al interior de su
vehículo. Sus cuerpos calcinados fueron arrastrados por las calles, para
posteriormente ser colgados en un puente que cruza el río Éufrates, mientras un
grupo de personas celebraban el macabro evento (como se puede ver en la imagen
que sigue).
Entonces,
esta primera batalla de Faluya, este asedio de las fuerzas estadounidenses
sobre la ciudad, polarizó la opinión pública sobre la situación de Irak. Como decimos, esta
primera batalla de Faluya costaría la vida de cientos y cientos de civiles. Sin
embargo, la presión que ejerció la opinión pública obligó a su retiro. Luego, en
noviembre, los americanos volvieron para tomar la ciudad definitivamente en la
conocida como segunda batalla de Faluya
(nombre en clave Operación Al-Fajr
y Operación Furia Fantasma).
Ésta fue una operación combinada entre las fuerzas iraquíes
y estadounidenses, llevada a cabo desde noviembre a diciembre del 2004. Fue liderada por el Cuerpo de Marines en
contra de las posiciones insurgentes existentes en la ciudad de Faluya (y de líderes
rebeldes como Abu Musab al Zarqaui). La milicia
estadounidense ‘reconoció’ que en esta operación se dieron algunos de los más
cruentos combates urbanos en que se hayan visto envueltos
Marines.
¿Qué ocurrió? ¿Por qué? En este sentido, el
documental ‘La Batalla de Fallujah’
(http://www.youtube.com/watch?v=K_tBXWWNxOI),
más que reconocer los hechos, construye una realidad o visión particular,
mostrándonos un relato de imágenes a través de una estructura dirigida por una
voz en off con preguntas y respuestas, seguidas de más preguntas y respuestas.
Y esa visión es la de ensalzar a la milicia estadounidense frente a unos
rebeldes macabros, que, como se dice en el vídeo, eran insurgentes que “creían que (los marines) habían
disparado sin sentido a civiles” y “aterrorizaban a las tropas americanas con
su táctica de explosivos en las carreteras”.
Por
todo ello, los americanos afirmaban que era mejor no entrar en Faluya. ¿Por qué
decían esto? ¿A quién o quiénes no les interesaba que nadie, ni periodistas,
entraran en Faluya y vieran lo que allí estaba ocurriendo? Mientras estos
rebeldes, según el documental, actuaban al margen de la ley y de manera
sangrienta, los contratistas asesinados (motivo supuestamente de la primera
operación), solo disparaban cuando era necesario, “en caso de defensa propia o
para proteger” y, “aunque iban armados, no eran militares”. Los autores del
vídeo se jactan de insistir en esta visión, a través de imágenes que
reconstruyen la supuesta tarea de estos agentes privados antes de que “la muchedumbre”
acribillara sus vehículos (refiriéndose con ‘muchedumbre’ a los musulmanes, que
aparecen siempre armados, exaltados y en actitud violenta en todos los planos,
acompañados de música o sonidos de agitación).
Siguiendo
la lógica de preguntas y respuestas, con la intención de mostrar la realidad,
su realidad, los soldados estadounidenses explican que el Pentágono les ordenó
un ataque, que querían una acción más enérgica, dar un gran golpe contra
Falluja. Los marines, “en contra de esta opinión”, dijeron que esto
significaría errar, “que no tenían tiempo para preparar este ataque”. ¿Se están
excusando con estos argumentos?
Además,
para criminalizar aún más las actuaciones de los insurgentes, incluso recurren
a un material audiovisual de la cadena árabe, un vídeo de víctimas con el que,
según la voz en off, “trataban de unir al mundo árabe contra los americanos”.
En
esa cadena de argumentación, se señala luego que “los marines estaban en contra
del alto al fuego”, aunque, “al final, (los marines) aceptaron con reticencias,
y los insurgentes siguieron atacando”. Siempre recurren, apoyándose en las
imágenes, a la idea de que el ejército de los EEUU recibía órdenes de un lado y
ataques de otro, es decir, este documental refleja un ejército de EEUU víctima,
a la vez que héroe. Porque ese heroísmo es el final con el que pretende
concluir el documental.
En
sucesivos y numerosos planos, los marines destacan que recibían “un ataque muy
severo”, en el que “sus hombres quedaron atrapados en las casas” ante la
ofensiva de los insurgentes. Apuntes como “Gómez (un soldado americano) había
perdido un trozo de hombro, con un heroico comportamiento” dirigen aún más esa
visión ‘victoriosa’, pero ‘sufrida’, del ejército estadounidense (exponiendo
imágenes de detalles de ese hombro ametrallado, herido). En un relato lleno de
imágenes que muestran a los marines, luchando cuerpo a cuerpo, supuestamente, es
curioso cómo, durante unos segundos, la voz en off está pronunciando estas
mismas palabras (“los marines luchando cuerpo a cuerpo”) mientras se muestra
una imagen de los marines en un tanque. Una composición ésta llamativa al
menos, ¿no? Palabras e imágenes que se contradicen…
De
una u otra forma, este vídeo termina subrayando “el heroísmo” de unos marines que
“consiguió capturar al enemigo”. “Limpiamos la ciudad”, concluye un responsable
del ejército de EEUU. ¿Limpiar la ciudad de…? Hitler también se propuso “limpiar” el mundo
de los que consideraba inferiores… ¿Hay alguna semejanza tratándose de crímenes
de guerra? En ese afán de limpiar quizás se entienda las ideas defendidas en ‘La
Masacre Escondida’, de Sigfrido Ranucci y Maurizio Torrealta (http://www.youtube.com/watch?v=GZr4tObtZ_Y),
aunque desde otra perspectiva. En este documental, con una estructura más abierta,
más objetiva, mostrando diversos testimonios en primera persona, y con datos, se
denuncia el uso de armas químicas y el caso de crímenes de guerra contra
civiles cometidos por los Estados Unidos en la ofensiva militar contra Faluya. El
debate, pues, está servido en torno a una guerra que, una década después de su
comienzo, sigue coleando y de la que aún queda mucho que investigar y ver…
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